Árboles y plantas para disfrutar de un otoño a todo color

La parra virgen de cinco puntas es una especie trepadora… que no trepa. A esta preciosidad le gusta sobre todo descolgarse de arriba abajo, como en esos edificios que cubre por completo. Importa la idea a tu jardín, y a tu casa, acercándote al concepto arquitectura bioclimática.
Las moreras son esos árboles foráneos que ya se han convertido en uno más de los nuestros. No hay ciudad que prescinda de sus portes, sus sombras frescas, sus hojas que alimentan los gusanos de seda…
El tono otoñal vino del piruétano o peral silvestre se recorta contra este azul intenso del cielo limpio.
Los propietarios de este vivienda disfrutan de él desde la ventana del dormitorio. En verano, cuando este fantástico árbol está rabiosamente verde, su porte es igualmente atractivo.
La enorme facilidad para cambiar el color de sus hojas, merced a la selección que en los últimos años han ido realizando los obtentores y viveristas de esta especie, hace que el liquidámbar se plante en casi todas las alineaciones urbanas y en gran número de jardines.
Pocas plantas tan importantes y pocas flores tan espectaculares como las peonías. Potentes rizomas de los que emergen plantas fuertes, resistentes y con flores de gran volumen y colores increíble en primavera y comienzos de verano.
Desde el momento en que bajan las temperaturas comienza su proceso de almacenamiento de sustancias de reserva, resistiéndose sus hojas a perder la clorofila y formándose tonos degradados y preciosos como estos. En unos días se debe cortar a ras de suelo para que se produzca la invernada.
El verde del laurel , el rojo del mundillo y el amarillo de la glicinia, conforman la bandera más bella de entre todos los países del mundo.