Cultiva tus frutos secos: El almendro

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Gracias a sus propiedades nutritivas y larga conservación, los frutos secos son alimentos muy apreciados desde siempre. Y por su alta demanda, su cultivo se ha convertido en una inversión sumamente rentable.
En la entrada de hoy aprenderemos algunos aspectos importantes relacionados con el cultivo del almendro.
Almendro (Prunus dulcis)
Esta especie de la familia de las rosáceas tiene su origen en Oriente Próximo, transportado a la península Ibérica por los barcos fenicios. Los almendros son sumamente resistentes y se adaptan bien al clima mediterráneo. Pueden resistir sequías y cualquier tipo de terreno, aunque prefiere los suelos con buen drenaje. Cada año, hacia finales del invierno, brinda su impresionante floración, convirtiéndolo en un excelente árbol ornamental.
La almendra está presente en innumerables recetas de repostería, es un fruto rico en aceites y vitaminas, entre ellas la E. Su maduración se produce entre finales del verano y principios del otoño.  La apertura de la parte carnosa del fruto da la señal de que ya se pueden cosechar.
A continuación te mostramos algunos de los cultivares de almendro más comunes:
«Mollares»: Cáscara blanda, fácil de abrir, aunque sensibles a los ataques de hongos e insectos.
«Guara»: Cáscara dura y autofértil. Floración tardía y resistente a las heladas.
«Largueta Desmayo»: Su nombre se debe a su ramaje caedizo. Fruto alargado, cáscara dura y floración temprana.
 
 
 

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